La fábula es un
tipo de relato breve y ficticio con intención moralizante. Puede estar escrito
en prosa o verso. En ocasiones tiene una moraleja final. Los personajes pueden
ser animales u otros seres, habitualmente personificados. Esta palabra procede del
latín fábula. La locución 'de fábula' significa 'genial', 'muy bien', 'de
maravilla'. Por ejemplo: 'Comimos de fábula'.
CARACTERISTICAS:
Como género
literario posee un carácter mixto narrativo y didáctico y estas propiedades:
- Esencialmente ofrece un contenido moralizante o didáctico.
- Siempre contiene una moraleja. En las más antiguas se encuentra escrita al final del texto.
- Generalmente es una pieza muy breve y con pocos personajes.
- Posee una gran inventiva, riqueza imaginativa y de colorido.
- Es inverosímil.
- Su exposición de vicios y virtudes es maliciosa, irónica.
- Generalmente sus personajes son animales a los que se los humaniza.
Fábula de la liebre y la tortuga
Esta fábula es una
de las historias más conocidas de Esopo. Se trata de un relato en el que una
liebre y una tortuga compiten en una carrera. La liebre, convencida de su
superioridad, se entretiene por el camino mientras que la tortuga, menos ágil
pero más constante, acaba ganado la carrera.
En el mundo de los
animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más
veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.
-¡Miren la tortuga!
¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la
liebre riéndose de la tortuga.
Un día, conversando
entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la
liebre.
-Estoy segura de
poder ganarte una carrera -le dijo.
-¿A mí? -preguntó,
asombrada, la liebre.
-Pues sí, a ti. Pongamos
nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy
divertida, aceptó.
Todos los animales
se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y
la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.
Confiada en su
ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si
le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura!
Luego, empezó a
correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso
sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado
del camino y se sentó a descansar.
Cuando la tortuga
pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le
dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.
Varias veces
repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin
detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se
quedó dormida.
Mientras tanto,
pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta
llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas
pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
Aquel día fue muy
triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que
burlarse jamás de los demás. También de esto debemos aprender que la pereza y
el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos.
si te gusto´ la fábula escrita puedes verla en los dos videos:
Video de Disney:
video nueva versión